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COMO CONSEGUIR LAS PLANTAS

Uno de los objetivos constantes de un aficionado al jardín de rocalla es en riquecer sus arriates con plantas nue vas.
Cuando se comienza con la implan tación de una rocalla, o se quiere ob tener un primer efecto rápido y simple, es fácil dirigirse a una floristería, a un invernadero o a un vivero, donde habi-tualmente se puede encontrar una buena colección de plantas adecuadas para una rocalla. Se trata esencialmen te de plantas de gran efecto de flora ción, como la Alyssum mastuerzo sa xátil, la Arabis, el Carraspique o el ce-rastio tormentoso calificadas las tres de canastas de plata, la Aubrieta o ca nasta violeta. La nota ausente en esta primera sintonía de colores es el rojo, que se puede aportar con algunos cla veles vivaces, como el clavel de Chi-
na o sus derivados, o si es necesario, con algunas variedades de tulipanes rojos de forma baja.
Los viveros suelen tener otras plan tas muy adecuadas para las rocallas: las Armería, los ásteres enanos, los brezos, las campánulas, las Heuchera, etc. Las plantas bulbosas de tallo bajo pueden integrarse en los jardines de ro calla adquiriendo los bulbos en cual­quier comercio especializado y plan tándolos en otoño: se puede encontrar una gama de interesantes plantas de bulbos, de patas o raíces, a menudo originarias de Holanda, tales como los ajos ornamentales, diversas anémonas , las aguileñas, las Chionodoxa, los cól quicos y los azafranes de colección, etc.
Es en la segunda etapa de la reali zación de una rocalla cuando puede adquirir novedades, por poco que Se se­duzca el cultivo de las plantas. Pero a menudo el vivero más cercano no po drá proporcionarnos estas plantas, a menos que vayamos a comerciantes especializados en plantas originales y prácticamente desconocidas para la mayoría.
En cuanto a los viveros, existe una gran tradición, por parte de estos co merciantes, de poner a la venta y ex posición un gran número de plantas. Lo ideal es conocer Sa dirección de estos establecimientos, tanto españoles co mo del resto de Europa: en Francia existen muchos viveros repartidos de manera irregular; en Suiza, Holanda e Inglaterra podemos encontrar un buen número de direcciones locales. Los co­merciantes españoles procuran hacer un esfuerzo para ofrecer una variedad de plantas poco vulgares. Algunos es pecialistas editan catálogos de plantas vivaces, las cuales podremos comprar en otros países europeos, como por ejemplo: Meconopsis betonicifolia y M. grandis, las cuatro especies de Rodgersia, las asombrosas Gunnera con hojas muy grandes y una infinidad de geranios rústicos, de primaveras, de Phlox enanos de rocallas.
Es frecuente incluir en una rocalla una zona acuática, que puede ser una cuenca, un pozo, un arroyuelo o inclu so una pequeña cascada si se dispo ne del desnivel suficiente (70-100 cm). Si se desea tener ninfeáceas (nenúfar, loto) habrá que ahuecar una parte del estanque y practicar en ella una fosa de unos 40 cm de diámetro. El resto de las plantas pueden cultivarse en re cipientes como cajones de madera, co­locados en el fondo del estanque. Si te­nemos ocasión de viajar a Suiza, a Ho landa o a Inglaterra será el momento de completar la colección de plantas raras comprándolas en viveros: en ellos encontrará numerosas formas, hí bridas y variedades del tipo Androsa-ce, gencianas azules, primaveras y sa xífragas en los viveros suizos, una gran cantidad de plantas de bulbos en Ho landa y rarezas procedentes del mun do entero en los establecimientos in gleses. Entre estos últimos podemos mencionar: W.E. Th. Ingwersen Ltd, Birch Farm IMursery, Gravetye, East Grinstead, West Sussex RH 19 4LE (al sur de Londres) dispone de muchas Acaena, Hebe y ñaoulia de Nueva Ze landa y de Australia, una buena serie de Lewisia, de Sisyrinchium, de Trilliurn de América del Norte, de primaveras y gencianas azules de China y del Hima-laya; pero para la Pentstemon, las pri maveras, las Raoulia, las saxífragas se puede encontrar una mayor variedad en Beiper, en Derbyshire (DE 5 1EP) (al norte de Nottingham), en R. E. y D.l. Straughan, Highgates Nursery, 166 en Crien Lañe. Es verdad que ías coleccio nes de estos establecimientos pueden variar, dependiendo del dinamismo de la explotación. Es arriesgado mantener el apogeo de este tipo de actividad.
Es aconsejable visitar los jardines al­pinos de Europa, entre los que desta can el Museo de París y el parque de Ariana, en Ginebra. Algunos de ellos editan un cataloga de cultivo, con el cual el aficionado puede conocer los cuidados que requieren las plantas que tiene la oportunidad de conocer.
Algunas de sus actividades más fre­cuentes son las siguientes: organizan diversos actos para mantener el inte rés sobre esta especialidad; publican boletines ricos en consejos prácticos para el cultivo de ¡as plantas de rocalla; permiten a todos sus miembros procurarse plantas interesantes orga­nizando ferias de plántulas criadas en cubiletes por sus afiliados; contribuyen positivamente al contacto e intercam bio de rocas y rocallas entre los ama-teurs.
El atlas botánico que forma parte de este volumen agrupa las diferentes es­pecies y variedades de plantas de ro­calla en géneros, ordenados por orden alfabético. El índice que encontrará al final del blog incluye, al lado de la no­menclatura científica, el nombre con el que se conocen vulgarmente las es­pecies más conocidas.

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